La actividad de la influenza está aumentando en todo Estados Unidos y los funcionarios de salud pública se están preparando para una temporada potencialmente desafiante. Los brotes recientes en Japón y el Reino Unido, junto con variantes virales emergentes y la disminución de las tasas de vacunación, generan preocupación sobre una ola grave de enfermedades.
Señales de advertencia globales
El año pasado se produjo una de las peores temporadas de gripe de las últimas décadas, con más de medio millón de hospitalizaciones y 280 muertes infantiles. Ahora, varios países están informando de picos de casos inusualmente tempranos. Japón ya declaró una epidemia de gripe en octubre, mientras que el Reino Unido ha visto aumentar las infecciones un mes antes de lo previsto. Australia también informó de una temporada récord con un aumento del 11% en los casos en comparación con el año anterior. Estas tendencias sugieren un mayor riesgo de enfermedad generalizada.
La cepa K emergente
Una variante mutada de la cepa H3N2 de influenza A, denominada subclado K, está impulsando gran parte de esta actividad. Detectada por primera vez en Europa este verano, ahora domina los casos en muchos países, representando hasta el 90% de las muestras en Japón y el Reino Unido. Se sabe que el H3N2 evoluciona más rápidamente que otras cepas e históricamente ha provocado mayores tasas de hospitalización y muerte. Si bien es demasiado pronto para determinar el impacto exacto en Estados Unidos, la aparición de esta variante ha aumentado la vigilancia entre los funcionarios de salud.
Brechas de datos y vigilancia
Estados Unidos experimentó una interrupción temporal en los informes nacionales de datos sobre la gripe debido al cierre del gobierno entre el 20 de septiembre y el 8 de noviembre. Este retraso hizo que fuera más difícil rastrear las tendencias iniciales durante un período de monitoreo crítico. Los CDC han asegurado al público que publicarán los datos que faltan para proporcionar una imagen completa de la temporada.
La vacunación sigue siendo clave
Las vacunas contra la gripe actuales cubren múltiples cepas, pero no se dirigen específicamente a la variante K porque las formulaciones se finalizaron antes de su aparición. Aún así, los expertos enfatizan que la vacunación sigue siendo la forma más eficaz de reducir el riesgo de enfermedades graves. Los datos preliminares del Reino Unido sugieren que las vacunas tienen una eficacia del 70% para prevenir las visitas a las salas de emergencia y las hospitalizaciones de niños pequeños.
Las tasas de vacunación contra la gripe han ido disminuyendo en los últimos años, lo que genera preocupaciones adicionales. Los funcionarios de salud instan a todos los mayores de seis meses a vacunarse, ya que incluso una protección parcial es mejor que ninguna. Los tratamientos antivirales como Tamiflu y Baloxavir siguen siendo eficaces contra las cepas circulantes.
Qué significa esto
La combinación de una cepa nueva y preocupante, brotes internacionales e interrupciones de datos crea un entorno impredecible. Las temporadas de gripe son intrínsecamente variables, pero las condiciones actuales sugieren un mayor riesgo. La vacunación sigue siendo la mejor defensa y el seguimiento continuo es crucial para gestionar posibles aumentos repentinos de casos.
