Hallazgos revisados desafían las expectativas para los mundos oceánicos en Titán y Europa

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Investigaciones recientes de las misiones Cassini y Juno de la NASA han puesto en duda la suposición de larga data de que Titán, la luna de Saturno, y Europa, la luna de Júpiter, albergan océanos subterráneos de fácil acceso. Si bien ambas lunas siguen siendo científicamente intrigantes, nuevos datos sugieren que su potencial para ambientes de agua líquida debajo de sus cortezas heladas es más complejo (y potencialmente menos prometedor) de lo que se pensaba anteriormente.

Titán: un interior fangoso, no un océano global

Durante años, los científicos teorizaron que Titán, con su superficie única rica en hidrocarburos, también ocultaba un océano global de agua y amoníaco debajo de su capa helada. Esta idea fue respaldada por observaciones del movimiento de la superficie que parecía demasiado fluido para un interior sólido. Sin embargo, un nuevo examen de los datos de la misión Cassini realizado por investigadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA ahora sugiere lo contrario.

En lugar de un océano continuo, Titán parece tener un interior fangoso salpicado de bolsas de agua líquida. Esta comprensión revisada se alinea mejor con todos los datos existentes, aunque desafía la esperanza inicial de un entorno fácilmente habitable. La próxima misión Dragonfly, cuyo lanzamiento está previsto para 2028, llevará un sismómetro para investigar más a fondo la estructura interna de Titán y proporcionar respuestas más definitivas.

“A veces todavía resulta impactante pensar en Titán sin océano”, admite Flavio Petricca, científico planetario del JPL.

Europa: Una capa de hielo más gruesa limita la interacción océano-superficie

Europa, otro candidato principal para albergar un océano subterráneo, también puede ser menos accesible de lo que se creía inicialmente. Nuevos datos de la misión Juno indican que la capa helada de Europa probablemente sea más gruesa de lo estimado anteriormente: potencialmente hasta 20 millas de profundidad. Este espesor reduce la probabilidad de una interacción significativa entre el océano y la superficie, lo cual es crucial para evaluar la habitabilidad.

El radiómetro de microondas de la misión Juno pudo recopilar estos datos en sólo cinco minutos, lo que demuestra la eficiencia de la exploración espacial moderna. Si bien esto sigue siendo una estimación, representa la primera medición física directa del espesor de la capa de hielo de Europa.

Por qué esto es importante

La búsqueda de vida más allá de la Tierra depende en gran medida de la identificación de entornos donde exista agua líquida. Tanto Titán como Europa fueron considerados pioneros debido a sus supuestos océanos subterráneos. Estos nuevos hallazgos no descartan la posibilidad de vida, pero elevan el nivel de lo que constituye un entorno habitable en nuestro sistema solar.

El debate sobre la naturaleza de estos océanos destaca la importancia de la reevaluación continua de los datos y la necesidad de misiones dedicadas como Europa Clipper (NASA) y Jupiter Icy Moons Explorer (ESA) para recopilar mediciones más precisas. Los próximos años serán fundamentales para perfeccionar nuestra comprensión de estas enigmáticas lunas.

Estas evaluaciones revisadas subrayan un principio clave en la ciencia planetaria: las suposiciones deben cuestionarse constantemente y los datos deben reexaminarse a medida que avanza la tecnología. La exploración en curso de Titán y Europa seguirá dando forma a nuestra comprensión de los mundos oceánicos, incluso si esos mundos resultan ser más complejos de lo previsto.

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